Son muchas las definiciones que se han escrito sobre el coaching y muchas las falsas ideas que se tienen sobre el mismo. A mí me gusta definirlo como un método basado en las preguntas en el que un coach acompaña a una persona (cliente o coachee) o equipo a conseguir unos objetivos previamente fijados.
Un coach no es, por tanto, ni un mentor ni un psicólogo ni un consultor ni un amigo, por lo que ni aconseja ni asesora ni opina de nada (por mucho que se empeñen en denominarlo así en numerosos programas de televisión) sino que ‘se limita’ a ayudar a esa persona a identificar creencias, valores o emociones con respecto a esa meta planteada.
¿Y cómo se hace eso? A través de la conversación, no tanto entre coach y cliente (que también) sino la que tiene el cliente consigo mismo gracias a las preguntas que, fruto de la escucha, efectúa el coach. Es el cliente, por tanto, el que debe sacar sus propias conclusiones de qué quiere hacer y cómo, no el coach (si fuera así… no sería coaching).
El papel parece que lo aguanta todo y, a priori, la teoría parece siempre muy bonita. Pero ¿Y la práctica? Me atrevería a decir, en base a mi experiencia como coachee, que es un proceso super enriquecedor ya que, en mi caso, en su momento me permitió:
- Tomar consciencia del punto en el que estaba y de aquel en el que quería estar: mi reto.
- Conocer aspectos personales y profesionales que desconocía.
- Descubrir el potencial que tenía y del que no era consciente.
- Diseñar un plan de acción para conseguir el reto marcado.
- Integrar los aprendizajes en otras esferas de mi vida.
Y te preguntarás, ¿cómo puede una persona tomar decisiones diferentes a las que habría tomado antes de contratar a un coach? Si se supone que no puede interferir ni aconsejar… ¿Cómo es posible? Esto se debe a que el coach, gracias a una escucha empática, es capaz de formular preguntas que, tal vez, el cliente nunca se había hecho por la sencilla razón de que él ve su realidad con sus ojos. Si, gracias a esas preguntas, el coachee es capaz de mirar con nuevos ojos e interpretar de una forma diferente esa realidad será capaz de realizar nuevas acciones.
¿Te atreves a mirar con nuevos ojos tu realidad?
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