-“Cómo estás?, le preguntó él con una sonrisa en la boca.
-“Muy bien”, respondió ella con la mirada clavada en el suelo y la voz entrecortada.
¿Qué sucede aquí? Que no es creíble, ¿verdad? Es chocante que una persona diga que está fenomenal mientras esquiva la mirada y su tono de voz se ve afectado. Más que chocante es incongruente. Pues esto es lo que nos pasa a veces en nuestras intervenciones en público o, simplemente, en nuestras conversaciones. En ocasiones, tenemos un discurso claro en la cabeza pero nuestro cuerpo no acompaña.
Cuando trabajo en proyectos de emprendimiento o de marca personal y ensayamos presentaciones o elevator pitch siempre digo lo mismo: en la comunicación debe haber congruencia entre las palabras que decimos, el tono de voz que utilizamos y las señales no verbales que emitimos. De lo contrario, no conseguiremos el efecto deseado.
Y es que, según los estudios sobre el comportamiento no verbal realizados por el psicólogo Albert Mehrabian el siglo pasado, en la comunicación cara a cara las palabras tan solo suponen el 7% del impacto percibido. El tono vocal supone, aproximadamente, un 38%, y son las señales no verbales las que se llevan el gato al agua con, aproximadamente, el 55%.
Sin embargo, ¿Cuánto tiempo dedicamos a trabajar nuestra comunicación no verbal? Ante una presentación solemos hacer hincapié en lo que queremos decir sin prestar atención a otros factores aún más relevantes.
Cómo conseguir que nuestra comunicación sea congruente
Si queremos transmitir una imagen honesta y genuina debemos hacer lo posible porque nuestra comunicación sea congruente, es decir, que las palabras, el tono y los gestos vayan al unísono. Pero, ¿cómo podemos conseguirlo? Judi James, gurú internacional del lenguaje corporal, recomienda:
- Céntrate en tus objetivos antes de hablar. Esto hará que tus mensajes suenen veraces que, a su vez, propiciará que los gestos parezcan genuinos.
- Créete el mensaje que quieres transmitir. Si es así, el lenguaje corporal irá acompasado.
- Evita exagerar cuando intentes ser convincente.
- Controla la respiración y relaja el cuerpo antes de hablar. Cuando el cuerpo está tenso es imposible que tu lenguaje resulte natural.
- Elimina la tensión de los hombros ya que si estos están tensos el resto del cuerpo también lo estará.
- Apuesta por los gestos genuinos. No los fuerces. Estos siempre preceden a las palabras (en milésimas de segundo, pero llegan antes).
- Practica frente a un espejo. Al principio podrás sentirte ridículo pero con el tiempo irás ganando confianza.
- Visualízate. Para mi es una técnica muy efectiva porque permite sentir y experimentar una situación que aún no ha ocurrido como si fuera real.
Estas sencillas pautas pueden marcar la diferencia entre una intervención exitosa, que genere un impacto positivo en la audiencia, y una que resulte indiferente.
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