Si hay algo que siempre repito en mis charlas o formaciones es, además de un Gracias, “quiero feedback”. Al principio, y siempre dependiendo del tipo de público al que me dirijo, se quedan un poco descolocados, tal vez pensando “Y ahora… ¿Qué digo?” Antes de que alguien formule esa pregunta continúo: “Pero feedback de mejora (que no negativo). Aquello que me haga aprender algo nuevo, conocer algo de mí que no sabía y, sobre todo, mejorar. Para decirme que soy maravillosa… ya tengo a mis abuelas” (Risas).
Pero, ¿qué es eso del feedback? No es más que una información sobre nosotros mismos que nos facilita una persona y que bien nos permitirá reforzar una determinada conducta (cuando se trata de algo positivo) bien nos ayudará a corregir, cambiar o mejorar un comportamiento. Y, como nos gusta decir, el feedback es un auténtico regalo para nuestro crecimiento (tanto personal como profesional).
Releyendo esta definición me surge una duda: Si es tan maravilloso, ¿Qué nos pasa que, a priori, sentimos pavor ante cualquier oportunidad de feedback? Pasa que, en muchas ocasiones, tenemos miedo al ridículo o a fallar delante de otros. “¡Qué van a pensar!”, nos decimos a menudo, ¿verdad? “Se creerán que no estoy capacitado, que no sé, que hay mil mejores que yo…” Y así entramos en una espiral que nos lleva a cualquier sitio menos a aquel en el que queremos estar.
Hace unos meses, en una formación con un grupo de alumnos, y después de un par semanas sin verles (se trataba de un programa intensivo en el que impartía diferentes módulos), me dijeron: “Echábamos de menos tus momentos de feedback” (con un tono sarcástico). A lo que respondí: “Ojalá no llegue el día en el que los extrañéis”. Y es que, desde mi punto de vista, tener la posibilidad de que alguien te dedique un poco de su tiempo a decirte cosas que, en su opinión, estás haciendo bien o podrías cambiar o mejorar… es un lujo.
Como es un tema fundamental para el desarrollo del talento y, además, me encanta, en el blog de People Re-evolution ahondaremos en la importancia de incorporar esta herramienta en nuestro día a día, tanto para nuestro desarrollo personal y profesional como para el de terceros.
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